Pesca de Arrastre

03.05.2012 01:25

 

Breve Informe sobre la pesca de Arrastre
 
 
La pesca de arrastre en Venezuela: I. Características, importancia y problemática
 
José J. Alió M. Luis A. Marcano.
 
Investigadores. FONAIAP-Centro de Investigaciones Agropecuarias del 
Estado Sucre/Nueva Esparta. Laboratoriode Recursos Pesquersos 
Demersales. Aptdo. 236, Cumaná 610, Sucre.
 
En este primer trabajo de una serie de cuatro, se realiza una presentación de las características del sector de la pesca de arrastre en Venezuela, la magnitud de sus operaciones, su tendencia histórica y se enumeran algunos de los problemas cruciales que confronta el sector. El análisis de un grupo de estos problemas será tema de trabajo del resto de los artículos en la serie.
 
         En esta serie de artículos se destacarán las características de la pesca de arrastre camaronera en Venezuela, su importancia y los principales problemas asociados a su ejecución. Se considera que es una de las pesquerías de mayor relevancia en el país, por el volumen de productos marinos que aporta y el papel social y económico que representan (MAC-SARPA 1996a). Esta es, sin duda, una de las pesquerías que causa mayor impacto ecológico sobre las comunidades del fondo marino. Sobre ella se trabaja intensamente en numerosos países, tratando de lograr una pesca de arrastre más responsable, que altere menos el ambiente marino, y sin que las modificaciones tecnológicas conlleven a una disminución en las capturas comerciales.
 
Características del sector
 
         La pesca de arrastre tiene por objeto explotar aquellas especies que se encuentran entre el fondo marino y una altura de aproximadamente 3 m. Motivado a que se extraen especies que se encuentran en densidades relativamente elevadas (en cantidades que hemos estimado para el oriente de Venezuela en 5 g/10 m²), se pueden usar redes para efectuar las capturas. Este tipo de pesca se practica en Venezuela desde 1950, y provee como principales rubros: peces, vieiras y calamares (para consumo nacional, fundamentalmente en mercados populares) y camarones y pulpos (mayormente para exportación; Giménez y col., 1993; Novoa y col., 1993; Novoa y col. 1998).  En 1997 este sector aportó 19.535 t de peces y 7.479 t de productos de exportación (3.750 t de camarones y 3.729 t de moluscos; MAC-SARPA, 1998). El volumen de estas exportaciones representó 40 millones de US $, casi 50% de las exportaciones de todo el sector pesquero nacional. Se ha estimado que las ganancias de las empresas arrastreras se distribuyen a partes iguales entre las ventas de productos pesqueros en el país y las exportaciones (Henríquez, 1997).
 
         Este tipo de pesca se practica en seis regiones del país (Figura 1): Golfo de Venezuela, Golfete de Coro (entre Puerto Cabello y Tucacas), Plataforma Píritu-Unare (Barcelona a Higuerote), Margarita y norte del estado Sucre, Golfo de Paria y Delta del Orinoco. Actualmente es una de las pesquerías mas reguladas por el Estado venezolano, en cuanto a número de embarcaciones permisadas, tipos de artes de pesca,  así como lugares y  épocas del año  para su práctica (Marcano, 1990).
 
         Sin embargo, las regulaciones sobre este sector pesquero fueron muy flexibles hasta hace apenas nueve años. Este factor, unido a  las ganancias atractivas que las inversiones producían en ese entonces, permitió que el número de embarcaciones permisadas subiera de 200 (en 1981) a 450 (en 1989; Figura 2). Aunque el número de embarcaciones ha descendido en los últimos años (a 351 durante 1997), la producción durante 1997 resultó muy parecida a la de finales de los años 70.  Es decir, ahora la flota arrastrera del país invierte un esfuerzo 76% mayor en obtener las mismas capturas que se tenían hace 20 años. Ello significa un elevado incremento en los costos de producción de la flota.  
 
Los artes de pesca
 
         Las redes que se emplean tienen forma de embudo aplastado, con un par de portalones de hierro o de madera a los lados, los cuales mantienen abierta la boca de la red durante el arrastre (Figura 3). El diámetro del hilo y el tamaño de la malla en el paño de la red dependerán del tamaño de las especies a capturar. En el país se emplean dos tipos de redes de arrastre: la camaronera, construida con hilo de nylon de 3 mm de diámetro y una distancia de 2,5 cm entre dos nudos, y la “escamera” (para peces) construida con hilo de nylon de 4 mm y una distancia de 5 cm entre dos nudos.
 
         Los barcos camaroneros, denominados arrastreros tipo Florida (Figura 4), emplean dos redes simultáneamente, una por cada costado. Utilizan, además, una rejilla dentro de la red que forza la salida de tortugas y otros peces de gran tamaño que ingresan a la misma. El uso obligatorio de esta rejilla, referida como TED por sus siglas en Inglés (Turtle Excluder Device), fue establecido por resolución N° 67 del MAC, Dirección General Sectorial de Pesca y Acuicultura (Gaceta Oficial N° 35.159, 1993). Por su parte, las embarcaciones de arrastre orientadas hacia la captura de peces utilizan una sola red por la popa del barco, la cual es elevada a bordo por una rampa situada en la popa (parte trasera del barco). En el país existen 374 embarcaciones dedicadas al arrastre camaronero y unas diez a la pesca de peces; estas últimas operan en la región oriental.
 
  Algunos de los problemas que se presentan en el sector
 
         La discriminación por parte de las redes de la especie objetivo (o sea, la capacidad para separar los animales deseados del resto de la fauna marina que entra en la red), es un factor que resulta crucial hoy en día en las operaciones de las embarcaciones de arrastre y quizás en todas las operaciones de pesca a nivel mundial. Por el reducido tamaño de las especies que principalmente se persiguen en esta pesquería (camarones), la abertura de la luz de malla en las redes de arrastre es necesariamente pequeña, resultando así muy poco selectivas hacia las especies de peces y otros organismos que habitan en el fondo del mar.  
 
         Para la región oriental de Venezuela, Marcano (1998) estimó que del total recogido por las redes anualmente, tan solo se aprovecha 33%, devolviéndose al mar el 67% restante, que representaría 43.000 t. Esta fracción está compuesta mayormente de pequeños peces muertos, pues la mayoría de los invertebrados que no tienen interés comercial son devueltos vivos al mar. A nivel nacional, la fauna descartada por los arrastreros durante 1996 representaría unas 64.000 t, equivalente a 15% de la producción pesquera general de Venezuela, que se estimó para ese año en 432.145 toneladas (MAC-SARPA 1996b).  
 
      Aunque puede argumentarse que el material que se devuelve muerto al mar es aprovechado por otras especies marinas (aves, peces e invertebrados del fondo),   en general se considera que una pesquería que desperdicia dos tercios de lo que captura es irresponsablemente poco selectiva. Este problema se agrava, entre otros motivos,  porque:
 
1. Muchas de las especies que se encuentran en el material desperdiciado son juveniles de especies de peces con interés comercial, lo cual afecta negativamente el desarrollo de la propia y de otras pesquerías (artesanales).
 
2. Algunas especies capturadas están sometidas a regulaciones especiales (caso de las tortugas marinas) o están en progreso de estarlo (tiburones)  y comprometen (o pueden comprometer) los mercados donde el país expende sus productos en el exterior.
 
3. Los costos de operación de los barcos son cada vez más elevados y hacen menos rentable el empleo de tripulaciones numerosas que se requieren para procesar la enorme masa de desperdicios. Además, la eficiencia de las redes disminuye a medida que aumenta el volumen de la captura dentro de ellas. Esto se debe a las deformidades que van sufriendo y a que los portalones se van cerrando con el aumento del peso, por lo que progresivamente la red barre menos área del fondo marino (John Salini, CSIRO-Australia, comunicación personal). Una red más selectiva produciría mejores capturas en menos tiempo, e induciría un consumo más bajo de combustible, ya que pesaría menos.